40. Las Bistecs – Oferta
Independiente
¿Qué pasa en España? Con ese interrogante abre el primer y esperado disco de Las Bistecs, esta dupla de chicas con un sonido auto-catalogado como “electro-disgusting” que cómodamente se ubica en la línea del pop madrileño pero moderno (en el sentido irónico y en el literal). Contemporáneo, al fin y al cabo. Este debut llegó después del éxito de “HDA“, single que le valió la reverencia de Alaska (este nombre debería darte una pista del árbol genealógico de la cuestión), y fue auto-editado después de una campaña de crowd-founding porque después de semejante hit por supuesto que todos queríamos escuchar más de esta gema gallega. Si son el futuro o no el tiempo lo dirá, pero Oferta quedará como un hito muy alto del 2016. Rodrigo Piedra
39. Kate Bush – Before the Dawn
Concord / Fish People
Después de 35 años de ausencia en los escenarios, Kate Bush volvió en el 2014 para una residencia de más de veinte shows en el Hammersmith Apollo Londres. Nadie sabía la razón de su regreso, así como nadie sabía qué esperar. Before The Dawn, el disco triple en vivo que documentó lo que unos pocos pudieron experimentar en persona, permite un vistazo a la intimidad de esta artista y al lugar musical en el que se encuentra. Separado en tres partes, el álbum continúa la división conceptual que tuvieron los shows: un set de hits de finales de su carrera, la suite Ninth Wave de Hounds Of Love, y A Sky Of Honey de Aerial. La elección de la lista de temas fue muy cuestionada en su momento, tildada de “oscura” o “innecesariamente alternativa”. Pero Before The Dawn prueba, a lo largo de dos horas y media, que la fluidez no se pierde en ningún momento entre los 29 temas que lo componen. Kate Bush no perdió la magia, la voz ni el misterio. Incluso al escuchar estas grabaciones, que incluyen monólogos y fragmentos que pertenecen a lo que debió ser una espectacular puesta teatral, es difícil no reprochar la falta del acompañamiento visual correspondiente. Aunque el audio se sostenga por sí mismo, nadie es capaz de suplir la imaginación de una de las mejores artistas de la historia. Fernando Pagano
38. Hijo de la Tormenta – El manto de la especie
Independiente
Conceptual. Testimonial. De Época. El Manto de la Especie es un disco extraordinario que funciona en múltiples niveles sin perder belleza. No solo evoca un espíritu de resistencia que se manifiesta en un sueño de redención naturalista, sino que se afirma, también, desde la reivindicación de una tradición estética que hunde raíces en el rock de los ’60 y los ’70. Se trata de un disco de rock duro que aunque formalmente se nutra de los tópicos de la psicodelia oscura (incluyendo también el sludge, el stoner y el drone), se hace fuerte desde la poesía y la impronta de las grandes efigies del rock argentino. Una especie de encuentro tácito entre Invisible y Black Sabbath que logra volverse accesible incluso para aquellos que no acostumbran a disfrutar de una buena distorsión valvular. Visual. Climático. Intenso. Musicalmente imperecedero. El Manto es un disco atemporal que se disfruta a nivel de un clásico. – Calamar Xig
37. Frankie Cosmos – Next Thing
Bayonet
Detrás de Frankie Cosmos se oculta (o revela, dado el tono íntimo de sus canciones) la joven Greta Kline. Fotografía y dibuja su experiencia neoyorquina en breves y ligeras canciones, exponiendo con sencillez aquello que la atraviesa: tener veinte años, sus amistades, desencuentros, su cuerpo, el amor, estar o no en el lugar o momento adecuado. “Cuando sos joven sos demasiado joven, cuando sos viejo sos demasiado viejo” canta dulcemente, apropiándose de su inadecuación y segura de ir siguiendo su propio itinerario. Llevando con liviandad su guitarra eléctrica, acompañada por la marcada presencia del bajo y una sutil combinación de órgano y batería, continúa con la línea melódica de su debut oficial Zentropy (2014, Double Double Whammy). Alejándose un poco de las cientas de canciones publicadas en su Bandcamp, que bordeaban el anti-folk y el lo-fi, con Next Thing avanza hasta un conjunto más enfocado, sin dejar en el camino nada de la urgencia y fragilidad inicial. Mariano Rosales
36. La Femme – Mystère
Born Bad Records
Mystère de La Femme es un baile de Tarantino interminable, donde la imaginación se torna gruesa y en ocasiones hasta extraña. Con 15 tracks contando con un total de 70 minutos, Mystère se convierte en el álbum más ambicioso de la banda de Biarritz, cuyos miembros son originarios de Bretaña, Marsella y París, haciendo del disco un desafío para tus oídos con secuencias ligeras mezclando el surf rock y el Kkautrock, alternando entre temas suaves y fuertes para lograr una presentación de un disco que te convierte en el ser más cool del planeta. Mystère es una completa obra de arte, que después de haberla escuchada varias veces, solo puedo subrayar el consejo certero que la banda ofrece en el comunicado de prensa del álbum: “Tomar las cosas con calma y dejarse llevar”. – Leonardo Castro Pozo
35. Car Seat Headrest – Teens of Denial
Matador
El protagonismo en este disco lo tiene William Toledo, un niño grande sin miedo a decir lo que piensa ni de criticar lo que es aceptado. Su forma de expresión viene en forma de guitarras disonantes, una voz que a veces grita y a veces susurra al oído y mucho sarcasmo. Todo esto envuelto en melodías interesantes y pegajosas, que se presentan con títulos curiosos y que ciertamente nunca aburren, cansan o decepcionan. Tal es la genialidad para escribir de Toledo que podemos ver un alter ego suyo, llamado Joe, a quien dedica dos canciones: “Drugs with Friends” y “Joe Goes to School“. “You have no right to be depressed, you haven’t tried hard enough to like it”, es una de mis frases favoritas de todo el trabajo, quizás un reclamo al “careteo” de atribuirse enfermedades mentales (como la depresión) sin realmente tenerlas. “Drunk Drivers/Killer Whales“, es una canción que habla del sentimiento después de una fiesta, cuando regresás solo y reflexionás sobre todo, “The Ballad of Costa Concordia” es una ingeniosa metáfora, comparando las malas decisiones de ambos: el cantante de la banda y el capitán del Costa Concordia (barco hundido en el 2012) durante unos intensos e íntimos 12 minutos, hacíendola la más larga del disco. – Martín Córdova
34. Las Sombras – Las Sombras
Queruza
Sinceramente no sé cómo reseñar el primer disco de Las Sombras. Estamos hablando de un disco soberbio, creído, presumido. Un disco compadrito. Carteludo. Canchero. Sus canciones tienen un aura y una mística propia, sólo comparable al potencial hipnótico de Los Espíritus… algo (un no-se-qué) que empieza por un pulso y una textura casi primitivas, pero que se respira luego como un aliento resacoso y opiaceo. Hay gestos dandys, de a ratos tangueros, en la reverberación de la voz, hay rock and roll y fondo de vaso. Hay humo de cigarrillo que se mezcla con las imágenes difusas de una noche de bares. Hay fraseos de una nota que se arrojan sobre acordes bruscos. Golpes que se cruzan como en un baile de caderas quebradas. Qué se yo. Ya ni se lo que digo. Lo que si sé es que la música es embriagadora y que el disco suena como tiene que sonar un disco de rock. Punto. – Calamar Xig
33. Triángulo de Amor Bizarro – Salve discordia
Mushroom Pillow
Si ya desde Año Santo (2010) se les veía un potencial increíble que después confirmaron con Victoria Mística (2013), con Salve Discordia Triángulo de Amor Bizarro se consolidó como una de las bandas más importantes de España. Para sorpresa de muchos, los primeros singles sonaban distantes de lo que nos tenían acostumbrados, a tal grado de preguntarnos qué había pasado estos tres años con los de La Coruña. Esta vez reemplazaron la experimentación y psicodelia con reverb y potencia. Y lo demuestran desde el principio con “Desmadre Estigio”, seco y directo. “Gallo Negro se Levanta” aumenta la sensación de coraje y acción para después encontrarse con un oasis en la voz de Isa Cea en “Barca Quemada” (referencia directa a la crisis de refugiados en Europa) y “Seguidores”. Pero las influencias permanecen y en “Baila Sumeria” aún se distingue el gusto por el shoegaze mientras en la violenta “Cómo encontró a la Diosa” está saturada de reverb y casi noise. Pero, como en la vida, a veces se baja la guardia para caer en las mieles del amor para después tratar de arreglar el corazón roto y ellos se lo dan primero en “Qué hizo por ella cuando la encontró” y luego en “Nuestro Siglo Fnord”. Pero eso es todo, que el sentimiento de frustración y enojo explota en la lapidaria “Euromaquia”, con el viejo continente como una máquina que devora y escupe a sus hijos. El final lo ponen la relajada y coqueta “Luz del Alba” y la experimental y discordiana “O Salve Eris”. En general, en esta nueva entrega se ve un sonido mucho más potente y alejado del shoegaze en el que hace no mucho se les encasillaba. La lírica es brillante y es tan directa como un puñetazo a la nariz; le canta a lo antiguo y mágico pero confronta lo establecido hoy. Tal como el nombre lo indica, Salve Discordia es una oda al caos, tal como lo es el mundo hoy día. – Samuel Nava
32. M.I.A. – AIM
Interscope
“No necesito ninguna audición / sólo tengo mi propia misión / crece más grande que la de un político”, nos dice Maya Arulpragasam, a.k.a M.I.A. en “Freedun“, una de las canciones más representativas de su nuevo trabajo. Claramente, no es lo único que ha dicho. En una entrevista que le hizo a la BBC Radio 1, dejó en claro que será su último álbum de estudio aunque seguirá haciendo música. La urgencia de explorar nuevas vertientes creativas y quizás, un poco de desaliento por una regular recepción por parte del público, han ido alejándola de los recintos de grabación de sonido. Quiso que su supuesto último disco sea recordado de una manera positiva y no tanto por mantener una marcada mirada crítica que suele envolver a sus creaciones. Sin embargo, no olvidemos que es M.I.A, hija de un activista político muy importante de Sri Lanka, que vivió las penurias de la sublevación, que sintió la discriminación a flor de piel y la censura ya en su época de artista. M.I.A no puede escapar de ella misma. – Reseña completa – Santiago Qura
31. Bon Iver – 22, A Million
Jagjaguwar
Si vamos a hablar de los mejores discos del 2016, es imposible olvidarse de 22, A Million de Bon Iver. El sucesor del disco homónimo (2011) es realmente un disco muy importante. El lider y corazón de este proyecto, Justin Vernon, nos muestra un disco que desde lo musical sale un poco de su perfección, a la que nos tiene acostumbrados, introduciéndose en un terreno más humano, y mucho más intenso e interesante huyendo a la comodidad de lo ya realizado. El falsete sigue siendo cautivador, acompañado de teclas desnudas de piano y tambores retumbantes, más bien espectrales, que paradojicamente se funden con su suavidad y estética única. Inicia con “22 (OVER S??N)“, un track ideal para meternos en un viaje de sonidos de vientos (saxo y tormpeta) más unas voces con ecos poco claras pero que transportan claramente hacia algun lugar de claridad y paz. Continuando con un galopante “10 d E A T h b R E a s T“, y devolviendo la calma con “715 CR??KS” y “33 GOD” con voces sampleadas, luego se vuelca a su lado más electrónico en “8 (Circle)“. Como si fuera poco, Bon Iver parece entenderlo todo y se encargó de subir las canciones versión karaoke con las letras incluidas. No solo eso, sino que todas las canciones inician con un número, por lo que siempre van a aparecer en primer plano sea cual sea la lista de reproducción. Estamos ante un disco tan bueno como ansiado, al mismo tiempo tan experimental y meticuloso como chocante, pero que vale la pena darle la chance de escucharlo siempre con un clima acorde a su calidad. – Ricki Tassile