Paul McCartney inició el proceso legal para tener en su poder los derechos de toda la discografía de los Beatles, tres décadas después de que fueron vendidos a la compañía ATV Music, compañía que era propiedad de Michael Jackson.
Según lo que reporta Billboard, una ley de 1976 de Estados Unidos le permite a los autores de las canciones anteriores a 1978 reclamar los derechos sus obras a sus sellos discográficos después de 56 años. Es decir que en 2018, McCartney podría tener los derechos, solo dentro del territorio de Estados Unidos y sólo su mitad de las composiciones junto a Lennon.
Por increíble que parezca, McCartney nunca tuvo los derechos de la gran mayoría de lo que escribió como Beatle. Originalmente, los temas eran propiedad de Northern Songs, el sello que fundó el mánager de los Beatles Brian Epstein. Después de la muerte de Epstein en 1967, y a pesar de los esfuerzos de McCartney y Lennon por comprarla, Northern Songs fue vendida a la compañía ATV Music, que en 1985 compró Michael Jackson. En ese momento, McCartney lo consideró como una traición a su amistad ya que Jackson sabía que él quería comprarla.